jueves, 14 de enero de 2010


Por su vigor y sus hábitos predadores el león se ha considerado durante siglos como el "rey de la selva". Todavía sobrevive el mito de los poderes sobre naturales del león, ya que hay quien cree que comer o llevar encima partes de un león, puede revivir poderes perdidos, curar enfermedades y conseguir la inmunidad frente a la muerte. Por suerte, son muchos los que se conforman con observar y fotografiar a este animal magnífico.

En otro tiempo, la distribución de los leones fue mucho más amplia que la actual. Los escritos de Aristóteles comentan la presencia de leones en Grecia en fecha tan reciente como 300 a. C., y los cruzados se encontraban con frecuencia a leones en sus viajes por Oriente Medio.

Como otros miembros de la familia de los félidos, el león tiene un cuerpo esbelto, compacto, musculoso y con un pecho amplio. Su cabeza es redonda y corta, y luce unas prominentes vibrisas. El cráneo está bien adaptado para dar muerte y devorar a sus presas. Visión y oído son de mayor importancia que el sentido del olfato para localizar las presas. Como en la mayoría de los félidos, los leones machos adultos son más grandes que las hembras adultas (de un 20 a un 35%, incluso un 50% más pesados) Ello les procura una notable ventaja en la alimentación, donde pueden competir con otros y robar carroña para sí, pero en realidad los machos de una manada sobreviven casi exclusivamente por las presas muertas por las hembras.

El papel principal del macho en la manada consiste en proteger el territorio y a las hembras contra los otros machos; su tamaño también constituye una ventaja en este aspecto. La espléndida melena del macho confiere el aspecto de un gran tamaño sin los inconvenientes de un aumento de peso. Las luchas no suelen acabar en guerra por que el más pequeño de los dos leones percibe su desventaja se retira antes de empezar. La melena también sirve para protegerse de golpes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario